Algo tan anodino en España como pagar una factura (agua, luz, gas...) es toda una aventura aquí en Portugal. Lo de domiciliar pagos en bancos no lo tienen como trámite habitual, con lo cómodo y silencioso que es. Sólo te cagas en sus muertos cuando revisas tu saldo bancario y ves que te han cargado el recibito. Aquí lo que les gusta es ofrecer posibilidades mil: puedes pagar yendo a un cajero (en España me consta que se hace), yendo a CTT (Correos de aquí), yendo a una de las delegaciones de las propias compañías que prestan los servicios (os imaginais en España colas enfrente de Telefónica para pagar) o la que más me ha molado, el concepto Payshop.
Esto viene a ser lo siguiente. Tu tienes un comercio, de lo que sea, y quieres tener a tus clientes contentos ofreciéndoles el mayor número de servicios posible. La solución es Payshop. Con esta red de pagos, el ciudadano de a pie de Portugal puede aprovechar mejor su tiempo. Puedes ir a comprar la carne y pagar la factura de la luz. O bien un kilo de manzanas y pagar la factura del teléfono móvil, e incluso recargarlo. Yo pago las facturas del piso en un todo a cien, mientras compro el papel de albal y los tappers para la comida.
¿Y que ventaja tiene el dueño de la tienda que cuenta con Payshop? Pues, al no llevarse comisiones por las operaciones, supongo que lo que ganan es que si entras a pagar una factura, de paso te lleves ese kilito de longanizas que no habías pensado comprar o ese trasto inútil del todo a cien que te ha hecho gracia.
Que cosas tiene por aquí...
